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Procesos de Producción

Los textiles, comúnmente, se componen de hilos, los cuales a su vez son una serie de fibras entrecruzadas o, como en el caso de los textiles sintéticos, de uno o más filamentos entrecruzados, los cuales se pueden obtener tanto de la misma naturaleza como por procesos de síntesis química. El proceso habitual de producción de telas implica una serie de procesos productivos que transita por las siguientes etapas en lo general : 1) producción de fibras naturales o sintéticas, 2) procesado de las fibras, 3) fabricación de hilos a partir de las fibras –hilado-, 4) fabricación de los textiles con los hilos de la etapa anterior -tejido-, y 5) acabado. De acuerdo a la variedad de la tela y materia prima, el tipo y número de procesos implicados varía. La primera fase es la producción de la materia prima, la cual puede ser de origen natural o artificial, para la obtención de las fibras. La materia prima de origen natural puede ser, dependiendo el tipo de fibra, cultivada (algodón, lino u otras plantas), criada (ovejas, gusano de seda) o generada a partir de producción química (nylon, celulosa). Una vez obtenida la fibra es necesario procesarla. Para el caso de las fibras de origen natural significa eliminar impurezas, clasificarla, lavarla y, en algunos casos, agruparla en hebras, ya que cada tipo fibra requiere un manejo distinto. Para el caso de las fibras de origen sintético, se refiere a ciertos procesos que pueden dar determinadas propiedades físicas o químicas a las fibras. En el caso de algunos materiales sintéticos, no se lleva a cabo este proceso, pues desde su fabricación se genera un único filamento que será el que tome el nombre de hilo. El tercer paso corresponde al hilado. En este proceso, para el caso de las fibras naturales, las fibras son combinadas en una estructura constante mediante el cardado, se estiran las fibras largas y se tuercen hasta formar hebras continuas mediante el devanado. Para el caso de las fibras sintéticas, se entretejen los filamentos de materiales muy dúctiles o se combinan las fibras de materiales que producen fibras cortas. Estas fibras combinadas, trenzadas o entretejidas forman lo que se conoce como hilo. En algunos textiles, los denominados “non-woven (no tejidos)” no se lleva a cabo este proceso pues no se requiere de la formación de hilos para fabricar dichos textiles. Ya que se tiene el hilo, se procede a la elaboración de los textiles. Éstos se clasifican en tres tipos, de acuerdo al proceso para la fabricación del textil: tejido plano, tejido de punto o textiles no tejidos. Para el caso del presente documento, es de interés únicamente lo relativo a las telas de tejido plano, por lo que no se tocará el proceso de formado por tejido de punto, ni los procesos para la manufactura de textiles no tejidos. Por último, mediante el proceso de acabado, se asignan propiedades al textil que le permite responder a determinados usos. Algunas de estas operaciones incluyen teñido, estampado, o resistencia a las arrugas mediante planchado duradero o permanente. También, es posible mejorar la resistencia al encogido, a las manchas y a la suciedad. Otros procesos de acabado pueden proteger contra el deslizamiento de los hilos o contra los daños provocados por el moho, las polillas o el fuego. La historia del telar es tan antigua como la historia de la humanidad. Su aparición en diferentes puntos y épocas remite al mismo principio básico: el entrelazamiento de hilos horizontal -trama- y verticalmente -urdimbre-, adquiriendo características -materiales y funcionales- propias del contexto donde se desarrolló, adaptándose a los cambios que éste le impone. La Revolución Industrial desencadenó un proceso de cambio que involucró factores técnicos, económicos y sociales, que a su vez indujeron la aparición de más innovaciones. La industria textil, y en particular el telar, han sido partícipes directos de dicha dinámica, logrando avances significativos que supusieron las bases y posicionamiento de los países industrializados. Al entrar al proceso de mecanización y secuenciación de movimientos, el telar ha ido adquiriendo gradual independencia de la mano del hombre, hasta el punto de poder prescindir prácticamente de ésta, superándola en precisión, calidad y eficiencia. Sin embargo, y aún con todo el desarrollo tecnológico acontecido en el transcurso de la historia, el cual ha modificado en varias ocasiones la forma de la evolución tecnológica del tejido plano, el principio funcional del telar ha permanecido sin grandes cambios hasta nuestros días. Las innovaciones de ingeniería y diseño –enfocadas a la automatización- han sido solamente mejoras al sistema existente, no repercutiendo en el fundamento del tejido; al final, todo es sólo urdimbre y trama.